La guerra que te mata te deshumaniza también, engullendo tu historia, incorporándola a la suya como número, anécdota.
Se refiere al suicidio como forma de recuperación del honor en las primeras páginas del prólogo:
- “No sé si el mejor medio que tienen las víctimas para recuperar la dignidad es soportar hasta el final los efectos de la radiación, o, por el contrario, elegir la muerte de una forma categórica, como ha hecho Haraguchi o como hizo Tamiki Hara”
Comenta Oe con respecto de la gente que tras exponerse a la radiación en Honshu y regresar a Okinawa nunca obtuvo el apoyo médico necesario: “Estas personas pacientes continúan esperando de nosotros, japoneses de la isla principal, que les demos lo que les hemos negado durante veinte años”
- ¿Se entienden los japoneses de Honshu con un espíritu centrista? ¿Se considera todo lo demás provinciano? ¿Cómo se relaciona en este espacio narrativo Tokyo con el resto de la isla?
Oe menciona Los ríos de Hiroshima, una revista que recoge testimonios de las víctimas publicada por el Grupo de Madres de Hiroshima contra las Armas Nucleares
- No logro encontrar ninguna referencia online, ni en inglés ni en castellano. Tampoco versiones física en venta en Ebay ni en las principales páginas de reventa japonesas, aunque probablemente al perderse el título en la traducción.
Keloid: thick, raised scar
“El señor Aung-bak Chen, de China, se burla del Tratado de prohibición de ensayos nucleares, y lo califica de engañoso. Si Estados Unidos quiere realmente la paz, ¿no debería retirar sus bases militares de suelo japonés?”
- ¿Cuánto se acerca la izquierda y los humanismos japoneses al discurso geopolítico Chino? En la actualidad, ¿son las narrativas principales anexables desde su anti-americanismo?
Akahata (Bandera roja), periódico editado por el Partido Comunista Japonés
“[…] continúa luchando (un médico) contra la bomba atómica que aún existe en las profundidades de los cuerpos humanos.”
Mishima discusses his experience of the events of Hiroshima and Nagasaki in an extract presented in Weekly Asahi, August 11, 1967 issue:
- When the “new type of bomb” was dropped on Hiroshima, I was a student of the Faculty of Law at the University of Tokyo. [Omitted] I learned that it was an atomic bomb a few days later, through the mouth of a professor, I think. I thought it was the end of the world. This view of the end of the world is also the sole basis of my subsequent literature. However, rather than suddenly arising from the atomic bomb, it was probably something that had been latent within me from the beginning… Hiroshima. The Nazi genocide of the Jews. Without a doubt, it is the second greatest genocide in history. However, the Japanese said, “We will never repeat the mistake.” I do not know of any words that properly express the Japanese national indignation against the atomic bomb, other than the phrase “five within, two apart” in the Imperial Rescript on the Termination of the War. [Omitted] Nuclear powers, more or less, are making nuclear weapons while suppressing the pangs of conscience. They cannot make them without making excuses. The only country that can make them without pangs of conscience is Japan, the only country that was bombed. Shouldn’t we face the new nuclear age with glorious privileges? Shouldn’t we establish a new political logic for this? Shouldn’t the Japanese people be reminded of their national indignation at this point?
- I can’t find more, but physical copies exist for sale on Japanese websites
- The extract “I do not know of any words that properly express the Japanese national indignation against the atomic bomb, other than the phrase “five within, two apart” in the Imperial Rescript on the Termination of the War” must be a mistranslation. I cannot figure out which part of the rescript the “five within, two apart” part refers to. The full rescript is available online, for example on wikisource . I also can’t find the original Japanese text to rebuild the translation and find the quote, although I’m confident the text is available online and the mentioned physical copies.
El primer cuaderno, que redacta Oe en su primera visita a Hiroshima, en 1963 y por motivo de la conferencia mundial contra las bombas atómicas, se me hace una pequeña ventana a un Japón terriblemente real y complejo, al discutir roles y desacuerdos entre partidos políticos, sindicatos y organizaciones relacionadas con la bomba, los movimientos de paz o Hiroshima misma. Entiendo que estos tejidos complejos conforman una realidad social Japonesa que va más allá de las ideas sobre el país que he generado hasta aquí, en su mayoría estéticas y livianas y siempre conmigo en un papel de consumidor externo, lejano, intérprete de mundos inconexos. Esta densa realidad, en cambio, me establece como observador cercano, inmigrante o interno por momentos.
“Diez años después de que se arrojasen las bombas atómicas, hubo muy poca discusión pública sobre ellas y tampoco sobre la radioactividad que desprendieron. […] El silencio se extendió durante una década porque el equipo de investigación de cirujanos del ejército de los Estados Unidos emitió una declaración equivocada en el otoño de 1945: “Todas las personas que podían morir a causa de los efectos radioactivos de la bomba atómica ya han muerto. Por lo tanto, no surgirán más casos de efectos fisiológicos atribuibles a la radiación residual.””
“Esa falta de sensibilidad ya es por sí misma una forma de perversión”
Dice sobre sí mismo el director del hospital de afectados por la bomba atómica en Hiroshima que “sirve para filtrar los propósitos políticos y los separa de los esfuerzos concretos de ayuda, de manera que el efecto sobre los pacientes sea pura y exclusivamente humano”
- Bajo la estructura que conozco, el poder político rinde cuentas a intereses alejados de los del ciudadano, pero de sus acciones puede en ocasiones destilarse bienes reales y concretos. ¿Desde qué espacios y de qué maneras se pueden estructurar esos esfuerzo?
El horror como fuente de unión u origen comunitario es un mecanismo de supervivencia en el plano sociológico.
“Cuando escucho historias como esta, creo que tenemos suerte de que el nuestro no sea un país cristiano. Siento casi satisfacción de que el dogmático sentimiento cristiano de culpabilidad respecto al suicidio no persiguiera a la infeliz chica hasta la muerte”
- La idea de suicidio como escape también existe en Japón. Podemos también intuir en lo que dice Oe, que con un carácter abiertamente liberador, resolutivo.
¿Cuánto del estudio japonés sobre los efectos de la radiación es abierto? ¿Existe un esfuerzo internacional de estudio y preparación para futuras incidencias?
““A estas alturas ya no tiene sentido hacer críticas sobre la bomba atómica. Si el señor Tojo hubiera muerto antes, entonces no habría hecho falta que muriese mi querido nieto” […] En nuestra época, los discursos resultan largos, grandilocuentes, vacíos de contenido comparados con el del anciano. Nunca olvidaré esas pocas frases”.
Koto: national instrument of Japan:
“Cuando estoy en contacto con el corazón de otras personas, siento que me transmiten el valor necesario para seguir viviendo todo el tiempo que me sea posible”, dice una anciana sobre su pertenencia a la Asociación de víctimas de la bomba atómica.
“Si alguna vez se desata otra devastadora tormenta nuclear sobre nuestras cabezas, estoy convencido de que los supervivientes rodeados de muerte y desolación tendrán que fundamentar su moral en la sabiduría de aquellos que, debido a sus amargas experiencias en Hiroshima, se convirtieron en los primeros moralistas o intérpretes de la naturaleza humana de nuestra era nuclear”
“Hiroshima se revela como la herida más profunda de la humanidad”
- Las heridas cicatrizan; o se infectan y te matan.
Oe sobre la dignidad humana e Hiroshima: “Afirmo que descubrí la dignidad humana en Hiroshima, pero eso no significa que necesariamente pueda explicarlo. De hecho, las palabras no bastan. La realidad de la dignidad humana trasciende al lenguaje. Así lo he sentido desde mi infancia”.
“Para poner la cuestión en claro y afrontarla sin rodeos: la gente en todo el mundo está tratando de olvidar Hiroshima y la indescriptible tragedia perpetrada allí”.
El cuarto capítulo es el primer texto de calado meditativo e intelectual. Oe discute su concepto de dignidad, el derecho al olvido individual de las víctimas y el valor de mantener presente a Hiroshima como narrativa y prueba del horror y sufrimiento que provoca un ataque nuclear.
- Se enfrenta Oe por primera vez a los conceptos de dignidad y vergüenza siento un niño, con la realización tras ver una película de guerra, de que preferiría ser capturado por un enemigo bélico antes que el suicidio. Esto le disgusta, lo etiqueta como cobarde. Profundamente japonés, aterrizar en el tema de la dignidad estrangulado por las ideas de suicidio y vergüenza.
Debe retomar la cabeza de uno el simplista dualismo del bien y el mal, cuando todo lo que hay es horror o reconstrucción.
Siento a ratos que leo esto preparándome para la guerra, explicándome ya culpas y horrores.
“La guerra terminó y yo seguía siendo un niño”
La era de las bombas atómicas y de hidrógeno. Testimonios de la historia contemporánea - Seiji Imahori
“A pesar de todo, se enfrentó a la peor de las situaciones sin ninguna posibilidad de ganar. Yo veo al doctor Shigeto como el arquetipo de un hombre auténtico”
“[…] como en todas las visitas anteriores [a Hiroshima] la experiencia me obligó a comprometerme en una seria reflexión sobre la dignidad y el sufrimiento humanos”
- Con esto Kenzaburo pone palabras a lo que ando buscando instintivamente en este acercamiento al genbaku bungaku: comprometerme en una seria reflexión sobre la dignidad y el sufrimiento humanos, en los tiempos de guerra que comienzan a rodearme.
La insensibilidad o el intento de justificación intelectual es en última instancia un insulto al sufrimiento humano, a las ciudades y vidas devastadas. Conservar en todos los espacios el rechazo a la depravación moral es un tema de vida o muerte.
En el 1965 Kenzaburo entrevista a varios de los protagonistas del libro en un programa televisivo sobre la bomba atómica. No logro encontrar ninguna referencia al programa más allá de la del libro.
“Por el alma de nuestros compatriotas / obligados a morir / ofrezco mi diaria aflicción”
“La recopilación de datos y experiencias es una empresa que nace de la firme determinación de las víctimas de la bomba atómica para dar sentido a sus destinos; también nos ofrece a quienes no somos víctimas una oportunidad para entendernos y para reflexionar sobre lo que nos espera mañana”
“[…] estos datos y experiencias que e pretenden recopilar ahora son irreemplazables, inestimables, pues se produjeron en condiciones imposibles de repetir”
Pika Don (Estallido y fogonazo). Relatos del bombardeo y de los días siguientes, que una superviviente comparte con su nieto.
- “Se extendió el rumor de nunca volverían a crecer ni la hierba ni los árboles y la gente no podría vivir allí durante setenta y cinco años. […] La gente que exclamaba “Hemos sobrevivido” moría poco después con el cuerpo lleno de manchas”
- “Ese mismo verano (1950) estaba prevista la publicación de otro libro. Estaba impreso y encuadernado, pero las fuerzas de ocupación lo censuraron. En su opinión era demasiado fiel a la realidad de la bomba atómica. Lo acusaban también de sostener un discurso antiamericano”
- “¡No más Hiroshimas! Alzadlo tanto como sea posible, para que se oiga por encima de la tensa situación del mundo hoy. No debe quedar atrapado, solitario y abandonado en el Cenotafio de la paz junto al río Otagawa”