Shorties written during a trip to Mallorca.
Unas doce horas para despegar de vuelta al mediterráneo. A Mallorca. Escucho un pop electrónico, muy meloso, que canta un mexicano de voz gruesa y outfits infantiles que descubrí estos días. Hace un día gris oscuro, holandés, que de seguro colabora de cerca con otros grises varios para dejarme atado al sofá. Eefje tiene una faringitis estreptocócica, dramáticamente ruidosa en el blanco de sus amígdalas, pero aparentemente de carácter ligero y perdedor. El gris oscuro del cielo se hace negro. Lo miraré a los ojos, para que los contrastes azules de mañana abofeteen con más ganas. Me retiro a pensar y preparar.
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Dormido, rápido, distraído. Cadencia militar de casa al aeropuerto, del aeropuerto a la desconexión categórica del avión. Escucho Agorazein como siempre. Se hace de día. Espero la reconexión mirando un mapa lleno de corazones. Pistas del viaje, palmadas en la espalda, exageraciones que vender como medallas. Cubriré el mediterráneo con ellas si nadie me lo impide.
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Media tarde, día de ocultismo. Suspiro en la cama. Frío en lata para mi piel tostada, fuera el mediterráneo debe hervir. Me sobrevuelan como buitres un par de preocupaciones, insolubles, demoníacas, que me prohíben leer en serio, dejar ir, ser verano solamente. Intentaré dejarme estar mejor, mirar con ojos más abiertos estos afectos familiares, por fin amables, cristalinos. Sofía, mi hermanita, para la que tuve tan pocos ratos. Espero que recuerdes con cariño estos paisajes, y que se te impregne para siempre de belleza mediterránea la idea de verano, ahora que aunque estás tan guapa eres tan niña todavía.